sábado, 14 de abril de 2007
Puestos de libros

«Devorado por febril curiosidad, en París pasaba yo el día entero calle arriba, calle abajo, en compañía de un plano, estudiando las vías de aquella inmensa urbe, admirando la muchedumbre de sus monumentos, confundido entre el gentío cosmopolita que todas partes bullía. A la semana de este ajetreo ya conocía París como si fuera un Madrid diez veces mayor. Frecuentes paradas hacía en los puestos de libros, que allí son cajones exhibidos en los quais, a lo largo del Sena. El primer libro que compré fue un tomito de las obras de Balzac –un franco; Librairie Nouvelle–. Con la lectura de aquel librito, Eugenia Grandet, me desayuné del gran novelador francés, y en aquel viaje a París y en los sucesivos completé la colección de ochenta y tantos tomos, que aún conservo con religiosa veneración».
Benito Pérez Galdós, Memorias de un desmemoriado, 1916.
Imagen: Antoine Blanchard, Notre Dame.
Etiquetas: Benito Pérez Galdós, Libros
domingo, 11 de marzo de 2007
Memorias de un desmemoriado
«Un amigo mío con quien me unen vínculos sempiternos ha dado en la flor de amenizar su ancianidad cultivando el huerto frondoso de sus recuerdos; mas en esta labor no le ayuda con la debida continuidad su memoria, que a las veces ilumina con vivísimo esplendor los días pasados y luego se eclipsa y los deja sumergidos en noche tenebrosa. Estas intermitencias del historial retrospectivo de mi amigo le turban y desconciertan. Escrita la primera parte de sus apuntes biográficos, no ha muchos días que la puso en mis manos, pidiéndome que llenase yo las lagunas o paréntesis que hacen de su obra una mezcolanza informe, sin la debida trabazón lógica de los hechos que se refieren.
A tales escrúpulos respondí yo:
-Simplón, no temas dar a la publicidad los recuerdos que salgan luminosos de tu fatigado cerebro y abandona los que se obstinen en quedarse agazapados en los senos del olvido, que ello será como si una parte de mi existencia sufriese temporal muerte o catalepsia, tras de la cual resurgirá la vida con nuevas manifestaciones de vigorosa realidad.
Asintió a este parecer mi fiel amigo, y no tardó en enviarme el primer capítulo de sus desmemoriadas memorias, que a continuación verá el ocioso lector».
Benito Pérez Galdós, Memorias de un desmemoriado, 1915-1916.
A tales escrúpulos respondí yo:
-Simplón, no temas dar a la publicidad los recuerdos que salgan luminosos de tu fatigado cerebro y abandona los que se obstinen en quedarse agazapados en los senos del olvido, que ello será como si una parte de mi existencia sufriese temporal muerte o catalepsia, tras de la cual resurgirá la vida con nuevas manifestaciones de vigorosa realidad.
Asintió a este parecer mi fiel amigo, y no tardó en enviarme el primer capítulo de sus desmemoriadas memorias, que a continuación verá el ocioso lector».
Benito Pérez Galdós, Memorias de un desmemoriado, 1915-1916.
Etiquetas: Benito Pérez Galdós, Libros, memoria