miércoles, 8 de noviembre de 2006
Miranda mirando
Esta entrada es un homenaje nada disimulado a Paula (que no lo está pasando muy bien últimamente), con el deseo de que se mejore pronto y al menos se abstraiga de todo durante un ratillo, contemplando esta preciosidad, que tanto me la recuerda:
Probablemente la primera vez que vi este impresionante cuadro fue en la cubierta de un libro de Carmen Martín Gaite, La reina de las nieves (Anagrama, 1994). En seguida me quedé prendado por su fuerza y magnetismo y contribuyó sin duda a que acabara comprando dicha novela. Su autor es John William Waterhouse, pintor inglés nacido en Roma a mediados del siglo XIX y poseedor de una increíble sensibilidad.
Cuando estuve viviendo una temporada en Londres visité la Tate Gallery pensando que allí encontraría, entre otros muchos magníficos cuadros de Waterhouse, este Miranda - The Tempest (1916), pero resulta que pertenece a una colección privada.
Ilustra un pasaje de la famosa obra de Shakespeare La tempestad y es uno de los últimos cuadros hechos por Waterhouse, que falleció meses después de terminarlo.
Curiosamente, ya había representado este mismo tema en una de sus primeras pinturas, que ha sido descubierta recientemente tras haber estado perdida durante mucho tiempo y que también invita, como Paula, a la contemplación infinita:
Probablemente la primera vez que vi este impresionante cuadro fue en la cubierta de un libro de Carmen Martín Gaite, La reina de las nieves (Anagrama, 1994). En seguida me quedé prendado por su fuerza y magnetismo y contribuyó sin duda a que acabara comprando dicha novela. Su autor es John William Waterhouse, pintor inglés nacido en Roma a mediados del siglo XIX y poseedor de una increíble sensibilidad.
Cuando estuve viviendo una temporada en Londres visité la Tate Gallery pensando que allí encontraría, entre otros muchos magníficos cuadros de Waterhouse, este Miranda - The Tempest (1916), pero resulta que pertenece a una colección privada.
Ilustra un pasaje de la famosa obra de Shakespeare La tempestad y es uno de los últimos cuadros hechos por Waterhouse, que falleció meses después de terminarlo.
Curiosamente, ya había representado este mismo tema en una de sus primeras pinturas, que ha sido descubierta recientemente tras haber estado perdida durante mucho tiempo y que también invita, como Paula, a la contemplación infinita: