martes, 28 de noviembre de 2006
Sentido de la mesura
Desconvencida se nos marcha a Italia once días, en los que piensa visitar seis ciudades, entre ellas nada menos que Roma, Florencia y Venecia.
La verdad es que, sin querer alarmarla, temo por su salud. Una mujer con tanta sensibilidad y curiosidad ante tal cúmulo de bellezas en tan poco tiempo es una mezcla explosiva. Nuestra amiga es una buena candidata para padecer eso que se conoce como “mal del viajero romántico” o, más usualmente, “síndrome de Stendhal”.
Como cuenta Juan Bonilla, “esa exquisita enfermedad nació en la iglesia de la santa Croce y aquejó a Stendhal, encargado por tanto de prestar su apellido al mal. Tras un largo día paseando por Florencia, entrando en iglesias y museos, tratando de no perder detalle para alimentar su Diario, admirando tallas, estatuas, fachadas, cúpulas, frescos, repentinamente sintió una extraña angustia acompañada de vértigos. Recurrió a un médico que, tras tomarle el pulso y mirarle los globos blancos de los ojos, le dijo que padecía una sobredosis de belleza”.
Al parecer el síndrome de Stendhal es una enfermedad psicosomática que se traduce en trastornos de percepción y de la visión de la realidad, del estado de ánimo y crisis de pánico y ansiedad.
Espero que Desconvencida sepa reprimirse y que se lo tome con mucha calma; es decir, que tenga sentido de la mesura. En determinadas situaciones llega un momento en que lo mejor es echarse la manta a la cabeza o ponerse una venda en los ojos para evitar males mayores.