jueves, 16 de noviembre de 2006

 

La memoria


«La memoria que en la vida nos abandona con tanta frecuencia, en la muerte nos presta su abrigo, nos conforta, nos salva [...]. En una ocasión en que estuve a punto de morirme, empecé a recordarlo todo, involuntariamente, gozando en aquel trance de una rapidísima y completa visión de mi pasado, en la que los mayores detalles estaban enteros, con tanta mayor claridad era el agotamiento que me embargaba. Pero recordar con aquella fidelidad es imposible. Se precisaría por mi parte un casi total desfallecimiento. Algo he de hacer sin embargo, aprendiendo a morir a fuerza de recuerdos, aprendiendo a salvarme para poner a flote una vida ensombrecida por el tiempo. De niño me enseñaron a recordar [...]. Ningún campo tan grande como el de nuestra memoria. Recorrerlo es buscarse a sí mismo [...]. Voy, pues, a definirme, a dividirme en estas confesiones, olvidado del tiempo, sin señalar lugares, confundiendo los temas y alternaré los recuerdos más íntimos con involuntarios testimonios de mayores sucesos [...]».

Manuel Altolaguirre, El caballo griego. Reflexiones y recuerdos 1927-1958, Madrid, Visor, 2006.

Comments:
Es curioso lo que dice Altolaguirre, y que han corroborado numerosas personas, de cómo justo antes de morir mucha gente tiene un flashback con los momentos más importantes de su vida... También es cierto lo que se dice de que durante la vejez se tiene una memoria más directa sobre sucesos de la infancia y adolescencia que teníamos olvidados...

Ya lo dije en otro post, yo podría estar horas escuchando a mi abuelo, que ya tiene 97 años, contarme historias de su infancia y adolescencia, de un mundo que parece a años luz del nuestro.
 
"La memoria que en la vida nos abandona con tanta frecuencia, en la muerte nos presta su abrigo, nos conforta, nos salva"

Hace poco le decía a un amigo mio que no debería tirar las cartas de amor... Serán nuestra memoria cuando ésta nos falle, cuando tengan ya que hacer de abrigo, antes de que la muerte nos arrope definitivamente

Un abrazo, memento
 
Qué bueno, Altolaguirre... sabes qué es el poeta preferido de mi novio de entre todos los de la generación del 27? Yo siempre le digo que es un poco raro, :-)!Le he mandado un mail con el fragmento que nos ofreces. Muchos besos, Daniel!
 
Hola "pies". No tenía ni idea de que fuera su preferido. ¿Es un poco raro Altolaguirre o tu novio? Más bien pienso que te refieres a lo segundo. Altolaguirre lo que es, sin duda, es un hombre polifacético (poeta, dramaturgo, editor, impresor, director de cine y guionista, etc.). Supongo que conocéis algunas de las cosas que se editaron el año pasado, con motivo del centenario de su nacimiento: "Manuel Altolaguirre. Epistolario (1925 - 1959)", "Viaje a las islas invitadas: Manuel Altolaguirre, 1905-1959", "Poesías completas (y otros poemas)"...
 
Desconvencida: en efecto, es realmente muy curioso lo que comentas: tanto esa experiencia "memorística" que muchos dicen haber tenido al borde de la muerte, como eso de que los ancianos recuerden con claridad cosas que ocurrieron hace muchísimo tiempo y sin embargo no sean capaces de retener algo que ha ocurrido hace tan sólo cinco minutos.
En cuanto a los abuelos y sus conversaciones, creo yo que se merecen varios posts, así que desde aquí os animo a que os pongáis manos a la obra y, en caso de que vivan todavía (en mi caso ya no), les leáis lo que habéis escrito. Seguro que, como poco, les entretiene.
 
Paula, me has dado una clave: quizá por eso tiendo a guardar tantas cosas... Para recordar un día, gracias a ellas, cosas que he vivido y que no me gustaría olvidar que ocurrieron. La pena es que el espacio sea finito (bueno, la memoria también). Por otro lado, me pregunto si nosotros podremos conservar nuestra correspondencia, como quizá han hecho nuestros padres y abuelos, pues casi toda es "electrónica". Yo, de hecho, ya no conservo centenares de "mails" que me haría mucha ilusión tener.
 
Por cierto: muchas gracias, "pies", por animarte a dejar un comentario en mi blog fraternal :-)
 
Memento, tenéis un blog estupendo, lo visitaré siempre que mi tiempo lo permita!
Es raro mi novio, claro, porque es la única persona que conozco que adore a ese poeta. Precisamente lo conoció el año pasado en verano... y desde entonces que reúne libros suyos. Siempre le hace gracia eso de que, por editar e imprimir los poemas de sus colegas de generación, dejo abandonada la tarea de escribir los suyos. Pese a ello, tiene una producción poética excelente. Besos, Memento!
 
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